Wednesday, August 16, 2006

Tres ensayos sobre teoría sexual

Tres ensayos sobre teoría sexual


Francisco Javier Chaín Revuelta

Mediante la técnica analítica inicial de hipnosis y catarsis el doctor Sigmund Freud (1856-1939) pudo tratar con éxito algunas neurosis pero en muchos casos le fallaba el tratamiento. Más adelante pudo concluir que para tener éxito esos casos sería necesario un análisis más profundo, un análisis que se remontara a la infancia. A Freud le había impresionado el número de sus pacientes que recordaban experiencias sexuales de su infancia. Muchas neuróticas afirmaban haber sido atacadas sexualmente, a menudo por sus padres o sus hermanos. No le era posible confirmar muchos de esos relatos pero aventuró que casi con seguridad eran falsos. A su entender, esos recuerdos no podían ser más que fantasías sexuales que habían surgido en los primeros años de vida. Con el tiempo el famoso doctor Freud llegó a dos pasmosas conclusiones: Las neurosis se originan en la infancia y son de índole predominantemente sexual.

Cuando en 1905 publica si obra “Tres ensayos sobre teoría sexual” donde desarrolla sus teorías sobre la importancia de la sexualidad infantil, como era de esperarse, tropezó con gran resistencia en todas partes, aún así, su teoría se convirtió en la base de la compleja doctrina que hoy lleva su nombre. Siempre insistió en que toda práctica del psicoanálisis tenía que aceptar el papel del sexo en los trastornos de la personalidad.

Al doctor Freud le interesaban mas las emociones que el intelecto. De hecho uno de los aspectos más importantes de su teoría es el papel que asigna a la emoción y a la motivación inconsciente, más que a la inteligencia, como los motores primeros de nuestras vidas. Esto fue un escándalo para la gente que creía que, ante todo, el hombre era un ser racional. Freud no inventó el concepto del inconsciente, pero fue el primero que insistió en que el estudio de la mente no podía limitarse tan sólo al reino de lo consciente. En efecto, una de sus grandes conclusiones fue la de que la vida síquica inconsciente era mucho más importante que la consciente.

Subrayar en lo inconsciente constituyó la aportación más fecunda de Freud al problema de comprender la manera en que la personalidad alberga deseos e impulsos que la mente consciente desaprueba. Los deseos rechazados comprenden todo tipo de impulsos hostiles y destructivos, además de deseos de formas proscritas de placer sexual, todo lo cual le resulta muy desagradable confesar al yo consciente de un hombre civilizado. El percibir estos deseos e impulsos socialmente inaceptables produce angustia; para aliviarla, se impide que los impulsos lleguen al consciente por medio del mecanismo que Freud llamó “represión”. Pero incluso los impulsos reprimidos pugnan continuamente por expresarse y satisfacerse, y por ello ejercen una influencia vigorosa y duradera en la personalidad.

Por si misma una persona no es capaz de explicar su inconsciente, necesita de guía. No puede describir sus impulsos que aparecen en forma disfrazada y simbólica, en los sueños, en los errores al hablar y en los deslices de la memoria. Se manifiestan también en reacciones emocionales exageradas, tales como aprensiones o remordimientos excesivos. La mente recurre a varias defensas al tratar de impedir que los deseos reprimidos se abran paso a la conciencia. fjchain@hotmail.com

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