Sunday, August 27, 2006

La Independencia

La Independencia
Fco. Javier Chaín Revuelta

Los modernos se recrean con la Ética alegando que precisamente porque la real sociedad es corrupta, tramposa, violenta, mentirosa, abusiva, represiva, delictiva, capitalista, contaminante, pederasta, guerrera, enajenante, televisiva, prianista y etcétera, precisamente por toda esa podredumbre (escriben los éticos ilustrados) es que no sólo se debe educar para conducirse con Ética sino también para aprender cómo transformar o cambiar la sociedad hacia unas relaciones más justas, éticas y amables. Si la sociedad real fuera ética bastaría decir a niños y jóvenes que se comportaran tal como observan a las personas en su vida diaria, pero lamentablemente no es así.

Es claro que los modernos gurús de la ética no aportan nada nuevo ya que es muy conocido que el calor sólo se concibe si existe el frío, que el bien sólo puede concebirse si existe el mal y viceversa, o como, de manera más divertida, lo plantean los cineastas ingleses donde en sus comedias no tienen empacho en decirnos que al Diablo lo creo Dios para que pudiera Él verse bien y resaltar. Realmente no se podría concebir a Dios si no se concibe al Diablo.

Pero el “diablo” de esta nota es el concepto (sin simulaciones) de Independencia, que para el lenguaje significa: Libertad, autonomía, especialmente la de un estado que no depende de otro; entereza, firmeza de carácter; condición de un individuo o entidad que, bajo ciertos conceptos no depende de nadie; liberación; voluntad que hace al hombre dueño de sus acciones y determinaciones; lucha personal entre derecho propio y deber asumido; las libertades ganadas y permitidas: de elección, contradicción, especificación, conciencia, culto, pensamiento, imprenta, comercio, trabajo, individual y política. Lo contrario (antónimo y antítesis) de Independencia es Dependencia; represión, servidumbre, cautiverio; situación de depender de una persona o cosa; cosa que depende de otra; conjunto de personas dependientes; cosas accesorias a una principal.

Algunas personas habrán escuchado algún padre o madre que reconviene a sus hijos con aquello de “Mientras vivas en esta casa y dependas de mi, vas a tener que obedecerme” O habrán conocido “abnegadas” madres de varios hijos pequeños que son abusadas y sometidas por su condición de ser dependientes económicas de insanos cónyuges. O se habrán enterado de que los partidos políticos “independientes” dependen, para subsistir, del abundante dinero que les da el estado a través del llamado Instituto Federal Electoral (IFE), aparte que dependen del tiempo-aire que se sirvan dispensarles los monopolios televisivos que además de gobernar a los Estados Unidos Mexicanos dirigen el pensamiento de las masas mexicanas manipulables.

La nota quiere destacar que un estado o nación es más o menos independiente, libre y autónomo en la medida que es más o menos dependiente de otra nación o estado. Es muy claro en nuestra sociedad que una persona o entidad nunca será independiente si depende económicamente de otra persona o entidad.

Un sabio profesor de primaria preguntaba uno a uno de sus alumnos ¿Quién es el Padre de la Patria? Uno a uno los niños respondían “Miguel Hidalgo y Costilla” El maestro entonces los miraba a todos con cariño, luego con ética y bondad enseñaba: “El Padre de la Patria es el General Lázaro Cárdenas, ya que sin independencia económica no hay independencia política” fjchain@hotmail.com

Friday, August 18, 2006

Sueños de secundaria

Sueños de secundaria
Francisco Javier Chaín Revuelta

La mente recurre a varias defensas al tratar de impedir que los deseos reprimidos se abran paso a la conciencia. El doctor Freud descubrió que una de estas defensas es la “formación reactiva”. Un impulso inconsciente puede aparecer en la conciencia como su antítesis. De esta suerte, la formación reactiva puede llevar a que la hostilidad inconsciente se manifieste como una ternura o un cuidado exagerado. Otro mecanismo es la “proyección”, en la que se atribuye a otra persona un impulso inconsciente inaceptable a fin de negar el impulso de uno mismo. Por ejemplo, una persona con un deseo vigoroso y reprimido de perversidad sexual sospechará que quienes lo rodean son tan libertinos sexuales que hasta escriben libros de Biología para secundaria. En su insana “proyección” (e ignorancia) pueden incluso creer que el libro de “Mate” es pecaminoso cuando toca el seno de los catetos. ¿Sólo un sodomita como Marcial Maciel sería capaz de incendiar Sodoma?

En la histeria se halla un tercer mecanismo, la “conversión”. Aquí el conflicto se convierte en el síntoma de una enfermedad física. Freud pone de ejemplo una joven que salió en larga caminata con el cuñado del que se había enamorado, en eso le avisan que su hermana está grave, acude al hospital donde la encuentra ya muerta, la pena de la joven se acompaño de agudos dolores de piernas que no tenían causa física. La explicación fue que se sentía culpable por haber deseado al marido, e inconscientemente convertía sus sentimientos reprimidos en una dolencia física imaginaria. El dolor le daba en las piernas porque inconscientemente relacionaba los sentimientos hacia el marido de su hermana con el paseo que habían dado juntos. La dolencia representaba simbólicamente tanto el deseo inconsciente como una penitencia por los sentimientos de culpa que había engendrado.

Aparte de usar la hipnosis Freud desarrollo la técnica de la “asociación libre”. Tendido en el diván el paciente hablaba de todo que quisiera y casi siempre culminaba recordando un sueño. Lo hablado y los sueños daban indicios de los sentimientos íntimos del enfermo que producían el trastorno psicológico. Un problema era interpretar los sueños. Los sueños están hechos de símbolos completamente ilógicos. Freud los dividió en dos partes. Al narrar el sueño la persona proporciona el contenido “manifiesto” del sueño. El analista interpreta el simbolismo y llega a un relato lógico con significado latente –verdadero, oculto- del sueño. En ese contenido latente se aprecia con mucha frecuencia el deseo de realizar un apetito inconsciente demasiado aterrorizador, o desagradable, o socialmente imposible para permitirle que pase a la conciencia, ni tan siquiera en sueños.

El uso de la técnica de la asociación libre resultó muy valioso para interpretar el simbolismo de los sueños porque lleva al analista del contenido manifiesto al contenido latente del sueño y, por lo tanto, a su verdadero significado. Así, por ejemplo, Freud encontró que soñar con personas de autoridad como reyes, gobernadores, papas, obispos, magistrados o maestros, solía simbolizar al padre del que soñaba, lo cual explica porque una persona puede soñar que se niega a obedecer a un tribunal o a un rey.


fjchain@hotmail.com

Wednesday, August 16, 2006

Tres ensayos sobre teoría sexual

Tres ensayos sobre teoría sexual


Francisco Javier Chaín Revuelta

Mediante la técnica analítica inicial de hipnosis y catarsis el doctor Sigmund Freud (1856-1939) pudo tratar con éxito algunas neurosis pero en muchos casos le fallaba el tratamiento. Más adelante pudo concluir que para tener éxito esos casos sería necesario un análisis más profundo, un análisis que se remontara a la infancia. A Freud le había impresionado el número de sus pacientes que recordaban experiencias sexuales de su infancia. Muchas neuróticas afirmaban haber sido atacadas sexualmente, a menudo por sus padres o sus hermanos. No le era posible confirmar muchos de esos relatos pero aventuró que casi con seguridad eran falsos. A su entender, esos recuerdos no podían ser más que fantasías sexuales que habían surgido en los primeros años de vida. Con el tiempo el famoso doctor Freud llegó a dos pasmosas conclusiones: Las neurosis se originan en la infancia y son de índole predominantemente sexual.

Cuando en 1905 publica si obra “Tres ensayos sobre teoría sexual” donde desarrolla sus teorías sobre la importancia de la sexualidad infantil, como era de esperarse, tropezó con gran resistencia en todas partes, aún así, su teoría se convirtió en la base de la compleja doctrina que hoy lleva su nombre. Siempre insistió en que toda práctica del psicoanálisis tenía que aceptar el papel del sexo en los trastornos de la personalidad.

Al doctor Freud le interesaban mas las emociones que el intelecto. De hecho uno de los aspectos más importantes de su teoría es el papel que asigna a la emoción y a la motivación inconsciente, más que a la inteligencia, como los motores primeros de nuestras vidas. Esto fue un escándalo para la gente que creía que, ante todo, el hombre era un ser racional. Freud no inventó el concepto del inconsciente, pero fue el primero que insistió en que el estudio de la mente no podía limitarse tan sólo al reino de lo consciente. En efecto, una de sus grandes conclusiones fue la de que la vida síquica inconsciente era mucho más importante que la consciente.

Subrayar en lo inconsciente constituyó la aportación más fecunda de Freud al problema de comprender la manera en que la personalidad alberga deseos e impulsos que la mente consciente desaprueba. Los deseos rechazados comprenden todo tipo de impulsos hostiles y destructivos, además de deseos de formas proscritas de placer sexual, todo lo cual le resulta muy desagradable confesar al yo consciente de un hombre civilizado. El percibir estos deseos e impulsos socialmente inaceptables produce angustia; para aliviarla, se impide que los impulsos lleguen al consciente por medio del mecanismo que Freud llamó “represión”. Pero incluso los impulsos reprimidos pugnan continuamente por expresarse y satisfacerse, y por ello ejercen una influencia vigorosa y duradera en la personalidad.

Por si misma una persona no es capaz de explicar su inconsciente, necesita de guía. No puede describir sus impulsos que aparecen en forma disfrazada y simbólica, en los sueños, en los errores al hablar y en los deslices de la memoria. Se manifiestan también en reacciones emocionales exageradas, tales como aprensiones o remordimientos excesivos. La mente recurre a varias defensas al tratar de impedir que los deseos reprimidos se abran paso a la conciencia. fjchain@hotmail.com

Tuesday, August 15, 2006

Represión y Autoridad

Represión y Autoridad
Francisco Javier Chaín Revuelta

La teoría de que la mente opera en dos niveles que son el conciente y el inconsciente fue propuesta por el original pensador de psicología humana Sigmund Freud. Descubrió que nuestros impulsos y deseos (sexuales incluidos) existen fundamentalmente en el nivel inconsciente. Su teoría de la personalidad ejerce profunda influencia sobre mentes y emociones humanas. Las interpretaciones populares han deformado, simplificado y exagerado el pensamiento freudiano. Algunos psicólogos y siquiatras son escépticos a la doctrina freudiana y muchos sicoanalistas han mejorado y corregido la doctrina original del fundador.

El obstáculo mayor para entender la doctrina de Freud es que exige la aceptación de algunas ideas del comportamiento humano que son desagradables para la mayoría de la gente. Otra dificultad es que las teorías del Dr. Freud no se prestan a confirmación ni a refutación inequívoca que exige el método científico. Es de mencionar que estas teorías se construyeron sobre experiencias adquiridas en el tratamiento de pacientes enfermos de ciertos males sicológicos, aún así hay factores que hacen a la teoría imposible de comprobar. El tratamiento del psicoanálisis exige tanto tiempo que hay posibilidad que las dificultades del enfermo desaparezcan en ese tiempo como acontece con los padecimientos físicos. Es posible también que la estrecha atención personal que se da a los enfermos durante el análisis sea responsable de los cambios favorables en actitud y conducta, independientemente de que las teorías analíticas sean válidas o no.

Es ineludible la influencia de Freud. “Represión” y “Complejo de Edipo” son parte de nuestro vocabulario. La enseñanza de Freud tiene gran influencia en personas, libros, teatro, películas, poesía, pintura, política, ballet así como todas las relaciones sociales. Al valorizar la conducta internacional o la de enfermos mentales empleamos un punto de vista freudiano. Incluso quienes impugnan al Dr. Freud usan su vocabulario y frases, tal como pasa en Marx. Hay que decir que Freud trabajó con el neurólogo Charcot quien usaba la hipnosis para eliminar los síntomas histéricos.

Freud fue más lejos con la hipnosis, cuando tenía hipnotizado a un enfermo, lo inducía a hablar de sus tensiones emocionales. A este proceso de revelar las tensiones ocultas se le dio el nombre de “catarsis”. Freud creía que la catarsis tenía valor terapéutico siempre y cuando el paciente volviera a experimentar sus verdaderas emociones, purgándose de ellas al hacerlo.

Un elemento fundamental de la doctrina freudiana fue la importancia que atribuía a la neurosis, a la que definió como la solución imperfecta de un conflicto entre los impulsos del individuo y sus esfuerzos por evitar que esos apetitos e impulsos lleguen al nivel consciente. Por ejemplo, un hombre puede ser neuróticamente tímido porque vive con una hostilidad arraigada contra la autoridad, que nunca se atreve a reconocer conscientemente. fjchain@hotmail.com

Friday, August 11, 2006

Testimonio cierto o falso

Testimonio cierto o falso
Francisco Javier Chaín Revuelta

No nos es posible adquirir por nosotros mismos el conocimiento del resultado de las votaciones, entonces nos es preciso valernos del testimonio ajeno. Para no ser inducidos al error son necesarias dos condiciones: 1ª. Que los jueces no sean engañados; 2ª. Que no nos quieran engañar. Si falta cualquiera de estas condiciones el testimonio no sirve para encontrar la verdad. Poco importa que cada testigo conozca la verdad si sus dictámenes nos expresan el error, y nuestra buena fe tampoco nos sirve si estamos siendo engañados.

Podemos saber si cada testigo ha sido engañado o no, si atendemos a los medios que ha podido disponer para conocer la verdad. En estos medios deben comprenderse también la capacidad y aptitudes. Cuando el narrador no es testigo ocular, la buena educación no permite preguntar quien lo ha contado; pero la buena lógica prescribe atender siempre a esta circunstancia y no prestar ligeramente asenso sin haberla tenido presente.

En una reunión se cuenta que el ingeniero N acaba de idear una nueva máquina para tal o cual producto, y que su invención lleva ventaja a cuantas se han conocido hasta ahora. El testigo es ocular. ¿Quién lo refiere? Es un caballero de la misma profesión, muy acreditado en ella, que ha viajado mucho para ponerse al tanto de los últimos adelantos en maquinaria, comisionado repetidas veces, ya sea por el gobierno, ya por sociedades de fabricantes, para comparar distintos sistemas de construcción y elaboración; el juez es competente; no es fácil haya sido engañado por un charlatán cualquiera. Si el testigo es un fabricante que tiene invertidos grandes capitales en maquinaria y se propone invertir muchos más; posee algunos conocimientos en el ramo, pues que a su interés propio le llama la atención hacia este punto, y cuenta con bastantes años de experiencia. El testimonio no es despreciable, pero ha perdido mucho de las cualidades del primero. No conoce por principio la mecánica; habrá visto algunos establecimientos pero no los necesarios para poder comparar la invención con los demás sistemas conocidos; el maquinista sabía que las arcas no estaban vacías; tenía un interés en que se formase alto concepto de la invención; hay pues, bastante peligro que el mérito sea exagerado; hasta podrá ser muy mediano, y quizá nulo. Así discurriría un buen pensador, sin decidirse, por esto, a creer o dejar de creer, pero inclinándose algo más a lo segundo que a lo primero.

Conviene precaverse contra el engaño que pueda haber sufrido el narrador, no importa menos estar en guardia contra la falta de veracidad. Para este efecto será bien informarse de la opinión que en este punto disfruta la persona, y sobre todo, examinar si alguna pasión o interés la impelen a mentir. ¿Qué caso pude hacerse a quien pinta prodigiosos hechos de armas de los cuales espera grados, empleos y condecoraciones? Esta bien claro el partido que tomará el especulador, si no está dominado por principios de rígida moral y caballerosa delicadeza. Así, quien refiere acontecimientos a cuya verdad o apariencia tiene grande interés, es testigo sospechoso; prestarle crédito sobre su palabra, fuera proceder muy ligero. Cuando tratamos de calcular la probabilidad de un suceso que no sabemos más que por el testimonio de otros, es preciso atender a las dos condiciones citadas: Que el testigo no haya sido engañado y que el testigo no nos quiera engañar. fjchain@hotmail.com

Thursday, August 10, 2006

Jorge Cuesta Porte-Petit

Jorge Cuesta Porte-Petit
Francisco Javier Chaín Revuelta

Tema en su propia casa la noche del 11 de agosto de 2006 y personaje de esta nota. Cuesta (1904-1942) es un curioso vasto que escribió de música, política, psicología y todo lo que usted quiera agregar al etcétera. Además lo hizo con vigor, lucidez y conocimiento vasto. Formalmente estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y se graduó en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Por su trabajo reflexivo se conoce como polémico pensador que traslada los grandes temas de su tiempo a los terrenos de la vida pública, de tal manera que no sólo es precursor de muchos de los debates actuales, sino que un legado permanente que nos brinda es, sin desvíos ni concesiones, una pulcra actitud intelectual.

Cuesta no rehusó –como hacen muchos- interesarse en la política y participó con valentía en los debates de coyuntura. Parte significativa de su obra son artículos políticos y sus dos opúsculos publicados tratan el tema. Su atracción política parecerá extravagante si se conoce que no manifestaba mayor interés por participar en la política práctica ni en una posición burocrática. Ingresa en el análisis político armado más con una posición ética y un despliegue de sentido común que con un interés partidario o una formación especializada.

La visión política de Cuesta se ubica en un liberalismo instintivo. Desconfía de la perfectibilidad del hombre y de sociedades ideales. Un demócrata, por tanto, debe renunciar a los idealismos, escribe: “La democracia es un ‘método de investigación’, y no una concepción dogmática del Estado. Por esta razón, la autoridad instituida por una vía democrática está condenada a ser naturalmente un autoridad imperfecta, que deja sin remedio insatisfechos a los espíritus que desean, como desean una verdad total e inmediatamente accesible, una autoridad definitiva que no admita dudas ni tolere reservas”.(Jorge Cuesta, “La muerte de la democracia”, en Obras, tomo 2, p. 134).

El hombre se construye y reconstruye a sí mismo continuamente más allá de cualquier determinismo. Por eso, la desaparición de la persona en la figura de la comunidad resulta inaceptable para Cuesta. Cuando la educación socialista recibe el beneplácito de la clase política y causa grandes polémicas intelectuales y enfrentamientos sociales, Cuesta participa con argumentos que rebasan la coyuntura y que no sólo se oponen a un adoctrinamiento que desvirtúa las libertades y resulta fuera de contexto sino que advierte muchos de los problemas futuros de establecimientos educativos con funciones eclesiásticas. Se adelanta por décadas a las tesis que desarrollará Ivan Ilich sobre los daños pasmosos de “la religiosidad educativa” con la frustración consiguiente de quienes no alcanzan mayor instrucción.

Hay mucho más sobre Cuesta, pero esta breve nota no puede omitir que ante la pretensión de organizar la historia con la ingeniería social, el cordobés más brillante, Jorge Cuesta, elige la marginalidad y la disidencia como oposición heroica de la razón y el albedrío personal. Por la razón, el conocimiento y la lucidez, cada individuo llega a integrar los impulsos del deseo en un estado social. De manera que la moral no es una institución social, sino la creación de un sentido hecha por cada quien. La relación de Cuesta con el Estado es la disidencia y condena la soledad. fjchain@hotmail.com

Wednesday, August 09, 2006

Pensar bien

Pensar bien
Francisco Javier Chaín Revuelta

Invita averiguar en que consiste porque es algo en lo que muchos se esfuerzan. Existen (supongo) varias concepciones sobre lo que es eso de pensar bien. La breve nota entenderá que pensar bien es conocer la verdad ó dirigir el entendimiento por el camino que conduce hacia la verdad. Cómo cada quien tiene su verdad. La nota “marca su raya” y entiende por verdad la realidad de las cosas. Por tanto vuelve a subrayar que pensar bien es conocer la realidad de las cosas.

Cuando alcanzamos (miento al incluirme) a conocer las cosas como son en sí, es cuando alcanzamos la realidad de las cosas o la verdad. Conociendo que el día y la noche dependen del sol, conocemos una verdad, porque, en efecto así es; conociendo que el respeto a los padres, la buena fe en los contratos, la fidelidad con los amigos, son virtudes, conocemos la verdad; pero caeríamos en el error si pensamos que la perfidia, la ingratitud, el fraude, la injusticia, son cosas buenas.

Si deseamos pensar bien, debemos procurar conocer la verdad, es decir, conocer la realidad de las cosas. ¿De que sirve declarar con sutileza o con aparente profundidad, si lo que pensamos y decimos no está de acuerdo con la realidad? Un campesino, un artesano, un plomero, un impresor, que conocen bien los objetos de su profesión, piensan y hablan mejor sobre ellos que un presuntuoso filósofo que, en encumbrados conceptos y altisonantes palabras, quiere darles lecciones sobre lo que no entiende.

A veces conocemos la verdad de un modo burdo o de un modo grosero. La realidad no se presenta a nuestros ojos tal como es, sino con alguna falta, añadidura o mudanza. Si desfila a cierta lejanía por la carretera una caravana de vehículos militares con hombres arriba de tal manera que veamos brillar las armas, pero sin distinguir los trajes, sabemos que hay gente armada, pero ignoramos si es de actores de una película que filman los estadounidenses por la región, o del ejército, o de algún otro cuerpo militarizado (IPAX, AFI, PFP, etc.) El conocimiento entonces es imperfecto, porque nos falta distinguir el uniforme para saber la pertenencia. Si por la distancia u otro motivo nos equivocamos, y les atribuimos unas prendas de vestuario que no llevan, el conocimiento será imperfecto, porque añadiremos lo que en realidad no hay. Cuando conocemos perfectamente la verdad, nuestro entendimiento se parece a un espejo en el cual vemos retratados con toda precisión los objetos como son en sí; cuando caemos en error, se asemeja a un pantalla de TV con un spot de ilusión que nos presenta lo que realmente no existe; pero cuando conocemos la verdad a medias, podría compararse con un noticiero o con la casa de los espejos que si bien nos muestran objetos reales, los muestran alterados sus tamaños y figuras.

Un buen pensador procura ver en los objetos todo lo que hay, pero no más de lo que hay. Ciertos hombres tienen el talento de ver mucho en todo; pero les cabe la desgracia de ver todo lo que no hay y nada de lo que hay. Una noticia, una ocurrencia cualquiera, les suministran bastante materia para discurrir con profusión, formando, como suele decirse, castillos en el aire. Estos suelen ser grandes proyectistas y charlatanes. Otros adolecen del defecto contrario: ven bien, pero poco; el objeto no se les ofrece sino por un lado; si este desaparece, ya no ven nada. Estos se inclinan a ser sentenciosos y aferrados en sus temas. Se parecen a los que no han salido del país: fuera del horizonte a que están acostumbrados, se imaginan que no hay más mundo. fjchain@hotmail.com

Cultura, trabajo y profesión

Cultura, trabajo y profesión
Fco. Javier Chaín Revuelta

Dentro del concepto de cultura no sólo se debe entender el saber intelectual, estético, moral, etc., hay que incluir el saber técnico y profesional. Tampoco puede nadie equivocarse y separar la preparación técnica o profesional de una formación cultural. Preparar para la vida es preparar para la vida social y no simplemente preparar para ganarse el sustento.

Sólo por razón didáctica podría separarse el saber hacer de la técnica del resto del saber. De acuerdo con una opinión tradicional, la concepción del trabajo en la antigüedad clásica se caracteriza por un menosprecio del trabajo y de la actividad manual, en oposición a la concepción hebreo-cristiana que le atribuye un carácter de dignidad y obligación moral. Sin embargo hay que notar que los autores antiguos midieron también el valor económico y moral del trabajo y, lo que es más importante, su valor intelectual y cognoscitivo como medio de descubrimiento de los secretos de la naturaleza, aunque todo esto no anule aquel desprecio por los oficios y aquella exaltación del ideal de la vida contemplativa, tan característica de algunos filósofos, que acabo por hacer posible el divorcio entre la teoría pura y sus aplicaciones prácticas y, según una interpretación discutible, la paralización y decadencia de la ciencia antigua.

Este hecho es patente incluso tratándose de la ciencia moderna: la física, en tanto que física experimental está ligada y depende directamente en su progreso de la construcción de aparatos. Más su carácter experimental no le viene de esto, sino de comportarse frente a la naturaleza como ante su depósito de energía, ante un complejo calculable y previsible de fuerzas a experimentar. Si la técnica artesanal de la antigüedad descubría realidades nuevas al producir lo que la naturaleza no produce sin intervención del hombre, la técnica moderna pone a la naturaleza en condiciones de liberar una energía que puede ser acumulada y transformada, lo que constituye también un modo de descubrimiento. Amabas técnicas operan en el dominio de la verdad y su eficacia lleva implícita la unión de trabajo y conocimiento. El trabajo manual más humilde requiere como ingrediente indispensable al intelectual, y éste a su vez necesita de aquél como una condición necesaria. La relación se da en cualquier nivel: todo saber, todo trabajo intelectual y sus frutos, se une invariablemente a la acción y lejos de ser el tesoro oculto de nuestro pequeño negocio o la contemplación pura del espectáculo del mundo, es el horizonte de toda actividad práctica.

Aun en el caso de que la noción de cultura se utilice desde un punto de vista subjetivo, considerada como saber de un hombre, la actividad ocupacional o profesión hace de catalizador indispensable para que el saber no se diluya y se pierda en brumosas generalidades. No existe el hombre culto sin más, el especialista en segundos planos y vagos contornos pero ayuno de conocimiento positivo y directo. Este punto de cristalización que condensa el saber más auténtico que es el saber hacer, es el que hace posible la perspectiva de ese conjunto de esquemas ideales que nos orientan sobre el valor y la unidad del mundo. La tarea ocupacional lejos de vivir unifica, integra, hace al hombre verdaderamente dueño de sí y conocedor de su propia medida. Por eso la formación cultural, la dirección educativa para la integración de la personalidad, debe considerar inseparables rasgos que de otra manera degeneran en un academismo inútil o en un pragmatismo estéril. fjchain@hotmail.com