Friday, August 18, 2006

Sueños de secundaria

Sueños de secundaria
Francisco Javier Chaín Revuelta

La mente recurre a varias defensas al tratar de impedir que los deseos reprimidos se abran paso a la conciencia. El doctor Freud descubrió que una de estas defensas es la “formación reactiva”. Un impulso inconsciente puede aparecer en la conciencia como su antítesis. De esta suerte, la formación reactiva puede llevar a que la hostilidad inconsciente se manifieste como una ternura o un cuidado exagerado. Otro mecanismo es la “proyección”, en la que se atribuye a otra persona un impulso inconsciente inaceptable a fin de negar el impulso de uno mismo. Por ejemplo, una persona con un deseo vigoroso y reprimido de perversidad sexual sospechará que quienes lo rodean son tan libertinos sexuales que hasta escriben libros de Biología para secundaria. En su insana “proyección” (e ignorancia) pueden incluso creer que el libro de “Mate” es pecaminoso cuando toca el seno de los catetos. ¿Sólo un sodomita como Marcial Maciel sería capaz de incendiar Sodoma?

En la histeria se halla un tercer mecanismo, la “conversión”. Aquí el conflicto se convierte en el síntoma de una enfermedad física. Freud pone de ejemplo una joven que salió en larga caminata con el cuñado del que se había enamorado, en eso le avisan que su hermana está grave, acude al hospital donde la encuentra ya muerta, la pena de la joven se acompaño de agudos dolores de piernas que no tenían causa física. La explicación fue que se sentía culpable por haber deseado al marido, e inconscientemente convertía sus sentimientos reprimidos en una dolencia física imaginaria. El dolor le daba en las piernas porque inconscientemente relacionaba los sentimientos hacia el marido de su hermana con el paseo que habían dado juntos. La dolencia representaba simbólicamente tanto el deseo inconsciente como una penitencia por los sentimientos de culpa que había engendrado.

Aparte de usar la hipnosis Freud desarrollo la técnica de la “asociación libre”. Tendido en el diván el paciente hablaba de todo que quisiera y casi siempre culminaba recordando un sueño. Lo hablado y los sueños daban indicios de los sentimientos íntimos del enfermo que producían el trastorno psicológico. Un problema era interpretar los sueños. Los sueños están hechos de símbolos completamente ilógicos. Freud los dividió en dos partes. Al narrar el sueño la persona proporciona el contenido “manifiesto” del sueño. El analista interpreta el simbolismo y llega a un relato lógico con significado latente –verdadero, oculto- del sueño. En ese contenido latente se aprecia con mucha frecuencia el deseo de realizar un apetito inconsciente demasiado aterrorizador, o desagradable, o socialmente imposible para permitirle que pase a la conciencia, ni tan siquiera en sueños.

El uso de la técnica de la asociación libre resultó muy valioso para interpretar el simbolismo de los sueños porque lleva al analista del contenido manifiesto al contenido latente del sueño y, por lo tanto, a su verdadero significado. Así, por ejemplo, Freud encontró que soñar con personas de autoridad como reyes, gobernadores, papas, obispos, magistrados o maestros, solía simbolizar al padre del que soñaba, lo cual explica porque una persona puede soñar que se niega a obedecer a un tribunal o a un rey.


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